16 agosto, 2011

¡Averiados!

Peligro, ciclistas averiados

Algo parecido a lo de la señal es lo que nos pasó a Bea y a mi esta mañana en Portugal cuando íbamos dando una vuelta en bicicleta por aquellas tierras. Suerte que en las inmediaciones había un centro comercial en el que, cual zombi necesitado de sustento, penetró Bea a la caza de unos botes de alcohol y mercromina, a la par que a por un poco de agua del baño para lavar sus heridas.

Resultado: magulladuras generales y unas cuantas rozadas, especialmente en el sillín de la bici de Bea, que ha quedado como si le hubiera mordido un tiburón. Por suerte nada importante, aunque alguien estaba pensando en pedir una baja. Se ve que el final de vacaciones no solo afecta a Fran.

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