26 mayo, 2011

El felpudo pródigo


Por si no estabais informados hace cosa de dos semanas nos mangaron el felpudo, o eso fue lo que deducimos cuando no lo encontramos delante de la puerta al salir de casa el sábado por la mañana. Hay que tener muy mal café para andar a pie en la noche del viernes para el sábado robando felpudos. A los vecinos también se lo habían sustraído, y el de la vecina del fondo del pasillo se había salvado quedando atascado junto al pasamanos de las escaleras.

Fue una situación desagradable, más aun cuando la contabas, porque poca gente le daba crédito en un primer momento, con esa misma cara de sorpresa y desconcierto que se nos debió quedar a nosotros cuando no lo encontramos al abrir la puerta.

Hoy Bea lo ha encontrado al volver del trabajo, tirado en el hall del edificio, junto a los ascensores. Bueno, los ha encontrado, porque, igual que en la desaparición, estaban juntos el nuestro y el de los vecinos. Su teoría es que los echaron por el tragaluz que da al patio interior y alguien los recuperó de allí recientemente.

No importa como. La cuestión es que vuelve a estar con nosotros. La familia, ya sabéis.

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