09 enero, 2013

¿Destripar o no destripar?

El GPS sigue a temporadas en arroz, recuperándose de la mojadura. Ya no queda rastro de agua entre la carcasa y la pantalla, y el teclado ya funciona igual que antes. Tanto que he podido transferir al ordenador el track de la última ruta que hice con él.
Todo genial, ¿no?

Pues solo hay un problema, pero no es pequeño. La pantalla no se ilumina, por lo que hace falta una fuente de luz externa y una buena orientación del dispositivo para poder leer la pantalla. No parece mucho, pero si pensamos que no son pocas las veces que ando por los montes de noche, y que además ahora me he aficionado a llevar el GPS en el manillar de la bici (sin brillo es casi imposible seguir la ruta prevista) la tontería de la iluminación cobra más importancia.

Los tornillos de la tapa trasera me están animando a que, por lo menos, trate de echar una ojeada, pero estoy reprimiendo el impulso por el no vaya a fastidiarse con lo poquito que falla. Seguirá unos días en arroz a ver si revive, pero lo veo poco probable, y en tal caso supongo que la curiosidad podrá conmigo y levantaré la tapa.
Ya se verá. Por el momento la lluvia hace razonable la espera.

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