24 julio, 2012

Una tarde de bici y agua

No pintaba demasiado bien la tarde, cerrada de la misma niebla que llevaba desde que amaneciera sin terminar de levantar, pero hacia las seis de la tarde asomó algo de cielo azul y en un impulso decidí que no merecía la pena quedarse amarmotado en casa y que la mejor opción era ir pedaleando hasta la playa en la bici recientemente reparada para nadar un poco.

No fue mal la cosa. La bici iba fenomenal, salvo por un pequeño silbido que habrá que revisar. Llegué a un Vao medio vacío para el nivel de estos últimos días de calor intenso y me metí directo al agua.
Hice dos largos a la playa, completando una longitud completa a crol en dos tandas, y a pesar de la pequeña paliza no tuve ni un solo calambrazo.
La vuelta en bici llevó un poco más, pero tampoco fue complicada, y ya llegando a casa me crucé con Bea que iba a la piscina, hasta donde la acompañé para luego regresar por casa a tender la toalla y de nuevo a la calle, paseando sobre ruedas hasta la Estación Marítima en inmediaciones. Luego un poco de cuesta para coger altura y de nuevo a la piscina del Carmen a esperar a Bea a la salida.

Estoy algo cansado, pero tenía ganas de un día algo activo. Ya eran demasiadas tardes seguidas de poltronismo toallero.

No hay comentarios: