01 julio, 2012

Cañas, playa desierta y muchos animalitos

Ha sido un día completo.

Por la mañana fuimos Bea y yo a terminar de limpiar de cañas la finca de Corujo de arriba.
Por fin, después de seis sesiones (dos de ellas para terminar con las cañas crecidas después de un lapso demasiado largo despistados de nuestras tareas agrícolas) hemos liquidado todas las cañas de la parcela.
Ahora toca esperar dos semanas para que vuelvan a brotar y ¡zas! veneno para las cañas.

Bea con su equipo de faena tras el exterminio de las cañas

Seguro que habrá que repetir, pero al menos ya tenemos vistas de la playa y las Cíes y estamos planificando la plantación del árbol necesario para una segunda hamaca.

Después de zamparnos tremendos bocatas en el Agacha a testa y pasar por una fuente a refrescar la garganta de gratis nos fuimos al Bao a nadar un poco, que había mucho por disipar.
El mar estaba un poco picado por el aire que soplaba del noroeste, lo que hacía un poco incómodo nadar, especialmente a Bea, que está en la fase de practicar todo lo que le enseñan en la piscina. Por suerte parece que a la vida marina eso de las turbulencias les encanta y nos encontramos con unas cuantas sorpresas: nada más entrar un nudibranquio negro, unos cuantos cangrejos ermitaños de camino a la boya y una sepia enorme poco antes de llegar. Al bajar para verla de cerca se largó pitando, dejando una diminuta mancha negra en el camino, se ve que no necesitaba más para despistarme. Al volver a la orilla e ir a posar los pies se levantó un lenguado asustado que huyó como alma que lleva el diablo.
Prometo que para la próxima llevaré la cámara sumergible. Ya son muchas las que me pierdo de compartir.

Un día intenso al que sólo le queda un paseo en bici para ir a por agua a Cabral aprovechando que las calles estarán desiertas en cuanto empiece la final de la Eurocopa a las 20:45.

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