¡No! No soy un crápula que se chuza el día de descanso. Todo lo contrario. Hoy ha tocado ir a la finca de Corujo de arriba a cortar las cañas, que estaban haciéndose con la parcela. No hemos finiquitado el trabajo, pero para ser el primerito día no ha ido mal la cosa.
Con la ayuda de un bocata en el Agacha a testa para pasar el mediodía, entre Bea y yo hemos acabado con, según las estimaciones algo optimistas de Bea, la mitad de las bichas.
Ahora a recuperarse de las agujetas y a preparar el segundo asalto, que, esperemos, será el definitivo. Luego solamente restará fumigar los brotes cuando se atrevan a asomar.
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