06 enero, 2007

Ya no estoy para estos trotes

Hola

Lo admito. La edad se nota, aunque tampoco es que haya sido nunca un corredor digno de mérito (alguien -que se dice amigo- comparó mi trote con el del T-Rex, al menos en lo que a extraño del movimiento).
La cosa es que ayer por la mañana tuve que bajar a tramitar algunos asuntos reales y cuando estaba frente a la Casa de las Artes esperando el semáforo verde para cruzar a la parada del bus veo pasar de largo el 11, espera espera y por fin puedo cruzar y el 11 seguía allí (como el dinosaurio del cuento), yendo hacia la siguiente parada, pero retenido por el semáforo de Velázquez Moreno y por el atasco típico de mediodía ... decisión: echar a correr intentando adelantarlo y llegar primero a la parada de Colón. Todo iba bien hasta que el semáforo permitió que todo empezase a moverse, además cogí la curva y enfilé la cuesta de Colón (eso no es cuesta ni es nada, lo sé). Finalmente llegué por los pelos al Vitrasa y mientras jadeaba en el asiento notaba como me empezaban a sudar las piernas marcando los vaqueros.
Por la tarde: Cabalgata de los Reyes Magos. Bajé a patas para ahorrarme el bus y seguir con mi propósito de bajar los quilos de comienzos del invierno (esos que no terminan de disolverse en el agua de la piscina). Llegué sin problemas y la cabalgata fue genial, aunque Fran nos dejó abandonados a Paula y a mi a cambio de sus sobrinos (la sangre es más espesa ... ¿que la mermelada?). Bueno, al terminar tocaba volver a casa, y con el caos por el centro la opción que tomamos fue subir hasta Plaza de España, tratando de capturar algún Vitrasa desviado. Paula desapareció al poco de llegar, pero el mío no aparecía, así que opté por ir hasta Genaro de la Fuente a ver si había mas opciones (todas las opciones, de hecho). De camino pasó un 15-A, pero no me importó, porque estaba seguro de que otro caería, sin embargo al llegar a la parada dejaron de aparecer buses, espera espera y mientras paseas por la acera pasas delante del escaparate de la pastelería con esos roscones de Reyes que no dejan de cantarte con malas artes. Al final no me pude resistir y entré a por uno y, como era de esperar, mientras pagaba (maldito billete de 50 y la necesidad de ir atrás a por cambio) pasó el 15-C y el 11. La cosa se ponía difícil, habría que esperar un buen rato a por otro, pero al salir de la pastelería el bus, de nuevo, todavía estaba allí, un poco pasado de la parada, pero la siguiente estaba a un tiro de piedra, lo malo que de nuevo era cuesta arriba (ya sé. Genaro de la Fuente tiene todavía menos pendiente que Colón) ... otra carrerita, esta vez con un roscón en una mano y la zamarra en la otra. De nuevo conseguí llegar y a poco arramplo con la puerta, ya que el conductor solamente abrió una de las dos y, obviamente, yo no estaba en condiciones de acertar a pasar por un agujero tan pequeño.

El esfuerzo se nota (no sólo de las carreritas, sino de una semana pateando a diario) pero al menos ya he cubierto mi cupo mínimo de distancia a la carrera y con un razonable éxito.

Saludos

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