07 julio, 2011

La puntualidad en bici

Hoy es el cumpleaños de mi padre. La celebración la haremos el lunes que viene por la apretada agenda de mi hermana, pero como yo soy un hijo muy majo, y Bea trabajaba en el Meixoeiro, me pasé para comer con mis padres, con la idea de que luego Bea, al bajar, pasara a saludar y me bajara con ella en coche.

¡Problema! El maletero sigue ocupado por la rueda de cuya historia no hablaré y no era muy viable que la bici aceptase acurrucarse en el espacio sobrante. Así que tocó bajar en bici, mientras Bea llevaba el coche.

Hacía un viento considerable, por decir, así que tocó ir con cuidado no fuese a pasar una desgracia. Al llegar a casa Bea no estaba y, aunque había dicho que tenía que ir al centro por la tarde, me entró la preocupación de que fuese a ella a la que le hubiera pasado algo. Cojo el teléfono para llamar y mientras suena el primer tono oigo que se abre la puerta del ascensor.
¡Efectivamente! Llegamos al mismo tiempo. Ella en coche y yo a pedales. Ambos respetando las normas de circulación (al menos yo sí). ¡Que cosas!.

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