No soy especialmente fan de la lluvia, pero la agradezco cuando hace falta, y esta vez hacía mucha falta. La atmósfera estaba cargada de polución hasta niveles sorprendentes para una ciudad abierta al mar y los embalses estaban preocupantemente vacíos.
No es que la entrada de este frente venga a solucionar los problemas de raíz, pero parece anunciar el comienzo de un otoño que no terminaba de entrar.
El finde que viene ¡A buscar setas!
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