¡Ya está el pesadito de la cámara submarina otra vez!
Kayak y buceo, descubrimiento de un dolmen (no tan desconocido), buena comida, fuegos artificiales, verbena y muchas risas.
Y lo mejor es que queda tiempo para alguna otra escapada.
Prometo no dejarme la cámara la próxima vez que vayamos a pasar el día perdidos en el paraíso.
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